viernes, 26 de agosto de 2011

El ventilador




El ventilador


La culpa es de quienes nos convirtieron en un mal ejemplo, en una lengua irresistible de seducción.
La culpa es de Dalila, que escondió los motivos y dejó las tijeras al alcance de los jueces.
La culpa es de Nora, que de un portazo nos quitó la capacidad de ver los caminos intermedios entre la sumisión y el crimen.
La culpa es de Mariana, que nos legó la culpa.
La culpa es de Victoria, y de las dos Teresas (la impura y la “siyohubiesehecholomismo”), y de Enma Bovary, y de todas las mujeres que dejaron que un hombre con pretensiones de entendido, les arrebatara la historia que debieron decir ellas mismas en sus voces.
La culpa es de las recias, que nos hicieron pensar que es verdad esa fuerza. Y que habiéndola, es útil y efectiva.
La culpa es de las débiles, desmoronándose ante el trueno y hasta ante los relámpagos. Y convirtiendo, al mismo tiempo, su dolor en correa para los cuellos pretendidamente fuertes.
La culpa es de las madres y de los padres, y de los matrimonios felices y de las bodas de oro , y de las relaciones paralelas escondidas en el doble fondo del cajón de las celebraciones.
La culpa es de un sistema que , con la misma mano de liberarnos, excusó a los hombres de la galantería y de la magia.
La culpa es de las federaciones, y de las conmemoraciones, y de los altavoces que nos pusieron a corear felices la desgracia.
La culpa es de las limpias, las intocadas, las sublimes.
La culpa es de las sucias, las “antesdequemelohagan”, las convencidas del pegar dos veces.
La culpa es de las frágiles poetisas del club del falo etéreo.
La culpa es de las que se tapan la boca. De las que se tapan los ojos.
La culpa es de las que no se tapan.
La culpa es de las “puedovivirsinhombre” y de las “sinhombresnopodemosvivir”.
La culpa es de las dulces, de las amargas, de las ácidas: todas dejando pretextos , hilos sueltos de donde pueden agarrarse los malintencionados dueños del “vesloquetedecía?”.
La culpa es de la manada y de quien se sale del grupo de ciclistas, pero no lo bastante como para que no vuelvan a ponerlo en su sitio.
La culpa es de las tontas con cara de listas. Y de las listas con cara de listas.
La culpa es nuestra , si no vimos más allá de la corta nariz de la igualdad.
La culpa es mía que escucho. La culpa es mía que creo. La culpa es mía que espero.



Gloria Elvira Sánchez Jiménez

Juegos peligrosos

Juegos peligrosos



Contar uno, dos, tres...
Y salir a ciegas a buscarte
Invocar un susurro
Un aleteo fugaz que te delate
El eco urgente
Donde multiplicar mis ganas
Y acortar la espera.
Toda mi desnudez te pertenece
Pero yo sigo jugando
Temerosa
Porque el circo se marcha
Sin los caballos
Que me habitan el pecho.
He perdido la huella
Donde te adivinaba los deseos
Y el trapecio es cada vez más lejos.
Los fuegos artificiales
Que me inundan
Bien merecen el salto
Pero sólo te encuentro
En el silencio
No escucho los redobles
Sólo este galopar
Que me obliga a buscarte
A ciegas
Mientras caigo
En conteo regresivo.
Toda mi desnudez te pertenece
Pero sigo jugando
Sola.

Sahíly Aguilera

Uvas negras



Uvas negras



Que nos quedará?... sin tocar, sin sentir, sin oler, 
sin hablar, cuando ya no podamos vernos.
Un año de giros equivocados, de rostros cansados, 

de calvicie en las entrañas, de rastros sin huellas.
Un año a la sombra de mis tropiezos... pisando uvas negras.



Sonia Vieitez Carrazoni