viernes, 12 de septiembre de 2008

Ocaso



Ocaso
(deten la música de la play list del blog )




El sol se ha escondido. Se fue huyendo tras una nube gris. Llueve. La neblina cubre las montañas. Los pájaros pían en sus nidos. La añoranza se entremezcla entre las horas del hoy y el tiempo que ha pasado, marcando en cada poro la melancolía del ayer.

Llueve, hace frío. Un frío inmenso que cala hondo. La mirada se pierde, trato de atisbar entre los grises del cielo, algún fulgor, alguna luz que guíe los pasos en el camino desierto y doloroso de esta vida que se deshace en el amor, que se quedó colgado en el perchero de la espera.

La tarde se muere en el ocaso. Mi vida ha llegado al punto donde el otoño es un calendario de hojas muertas. Mis ojos ya no miran, se inundan en el mar de cada lágrima que ya brota, ante el gesto inequívoco del adiós.

Se muere el día. Las horas se agotan, cansadas y mustias se duermen en el eterno reloj del tiempo. Se muere el día. Llego al final de los caminos. No estás, no estoy. La pena me aborda. Adiós.



Migdalia b. Mansilla R.
Fecha: cuando el olor a tierra mojada y la niebla se escurre por las ventanas.
Abril 06 de 2006

7 comentarios:

Hechadesilencios dijo...

2008... 2006 no hay diferencias para el adios, el otoño, el perchero donde colgar el alma. Te creces Mig..Te quiero amiga y te abrazo llena de triste perfume de ocaso que tambien se me cuela en las ventanas

Anónimo dijo...

Triste bajo la lluvia...

Unknown dijo...

Tristeza que hoy acude a mi universo, al tuyo que son eternos. Besos, Juli

Anónimo dijo...

Me gustó mucho mi querida amiga.

Un gran abrazo

Anónimo dijo...

¡Triste y hermoso, Migdalia! Recuerda que el otoño, con sus bellísimas gams de colores, también es hermoso y alegre. Mariona

josé lopez romero dijo...

Tu tristeza se expande Migdalia, y nos hace partícipes en alguna forma de tus ausencias y cada minuto de soledad. Yo siempre persigo al sol, porque el siempre está, soy amigo incondicional de su fuente que me inspira, me gustaría verte en ese camino que tiene final, algún día, que nadie como vos y yo conocemos, son cosas de Dios. Mi afecto.

diana poblet dijo...

Migdalia amada, tiempo sin tu palabra e igual estás aquí, en este sitio que llevo en el pecho, atrincherado, ahí adonde guardo mis cosas bellas.
Tu sitio crece como esos árboles que acogen pájaros y trinos. Desde ahí el eco de tu palabra llega inalterable. Con tu sino intacto, tan claro, que ni haría falta tu firma.
CLaro y bello.
abrazo grande,
d.