
El camino de tierra colorada, a su vera un exuberante verde en mil tonalidades, con la más férrea intención de invadirlo como réplica al machete humano que lo pretende limitar, más allá una cascada musiquera inunda el silencio.
El camino, una senda que me lleva hacia tu casa de madera vencida por el tiempo y la lluvia. Un aroma a leño quemado se apodera de mis sentidos y me anuncia la cercanía.
Descalza me esperas en la puerta, diez niños guaraníes espían por la ventana.
Una lágrima se me escapa cuando me recibes con un grito al monte: ¡Llegó la maestra!
Elisabet Cincotta
6 comentarios:
Como siempre, la prosa de Elisa es cautivante, intensa.
Siempre un gusto leerte, querida Elisa.
Un abrazo
Excelente realidad, Elisabet, corto pero con contenido que llega.
Gabriela.
Una hermosa historia la de Elisa que reivindica a las maestras rurales y a los seres olvidados. M afecto de siempre.
De mi querida Elisa, su pluma reconocida trae en este cuento breve, la magia de la nostalgia y ese halo de ternura infinita en el final de ensueño de su cuento/realidad, para muchas maestras. Agradecida por dar brillo con él a esta Botica.
Besos,
Migdalia
Que maravillosa Elisabet esta imagen del cuento que he recreado en la imaginación leyendo las partículas mágicas de los corazones gigantes, Gracias por compartir
Hechadesilencios
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