En dos
Un día de agosto, el hombre cayó en tierra, clamaba a Dios su tormenta. De repente, un estruendo estremece el silencio, mira hacia el cielo, una luz le ciega. Piensa , "he sido escuchado" y en ese instante... un rayo lo partió en dos.
Un día de agosto, el hombre cayó en tierra, clamaba a Dios su tormenta. De repente, un estruendo estremece el silencio, mira hacia el cielo, una luz le ciega. Piensa , "he sido escuchado" y en ese instante... un rayo lo partió en dos.
Migdalia B. Mansilla R.
Fecha: nada es igual ni diferente, ni las horas de las fechas, ni los lugares donde clamar a Dios...
Octubre 30 de 2006
4 comentarios:
¡Estupendo!, como todo lo que escribes, Irónicamente hasta con Dios debemos de estar atentos cuando le pedimos las cosas, no sea que nos lo conceda literalmente…Quizás por la parte humana de tuvo cuando vino a la tierra…las cosas malas se pegan. Saludos querida, ¿te beso? ¡Siempre!
Elba
Muy buena síntesis, redondeas el concepto con maestría, admirable tu capacidad para decir tanto con economía de lenguaje.
¡Gracias Cata! ¿Recuerdas fue un ejercicio de cuentos breves en Estrellas? surgió el cuento de un tirón.
Besos,
Migdalia, en los gratos recuerdos
Elba tu generosidad para conmigo no tiene límites. Y es verdad, la ironía está en que el pobre hombre pedía el agua de la lluvia por la sequía veraniega y fue tal su vehemencia que Dios....en fín...
Besos,
Mig
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